Desde el Taller colegial decimos: ¡Nunca Más!

Este año se cumple el 31 aniversario del último golpe de Estado, ocurrido el 24 de marzo de 1976, en donde las Fuerzas Armadas tomaron el poder por vías no constitucionales con la excusa de "imponer el orden en una Argentina descontrolada y subversiva".

Con este fin las juntas militares que presidieron al país a lo largo de 7 penosos años de constante quiebre de las garantías constitucionales y los derechos humanos, se embarcaron en
la etapa más oscura de la historia argentina.

En ella podemos encontrar numerosos gobiernos de facto, pero lo que diferencia a éste de los demás es la profundidad que alcanzó, a
nivel económico, con un proyecto neoliberal de
sistema que se propuso terminar con la inflación,
pero sólo logró quintuplicar la deuda externa,
destruir nuestra industria y perpetuarnos
en el modelo que más convenía a los
amigos del Norte.

En lo político, con la supresión, censura y
aniquilación en el sentido más literal de toda
suerte de oposición y/o ideología, que atentara
contra el modelo golpista; sus consecuencias se
encuentran reflejadas en las conductas actuales
producto de las secuelas del "no te metás", "algo
habrá hecho" y la política como mala palabra.

En lo social, logró imponer la premisa de "silencio
es salud" en su profundo significado derrumbando
así el crecimiento cultural y educativo
de varias generaciones con el fin de
implementar este nefasto modelo de país.

En fin, diversas consecuencias que aún hoy
en día siguen acrecentando la dificultad de poder
progresar como país. Como herramienta
para la implementación de estas políticas, se estatizó
y masificó dado que ya se venía produciendo
en democracia a manos de la Triple A, la
desaparición forzada de personas. Instrumento
por el cual se encargaron de eliminar a toda
una generación de periodistas, estudiantes,
obreros, abogados, políticos y muchos otros
que claramente no cuadraban en los ejes trazados,
y sin los cuales, los militares buscaron perpetuarse
en el poder y aplicar sus ideas.

La Memoria

Quizás la enseñanza más importante que nos
dejaron estos terribles años fue, junto con el valor
de las instituciones democráticas, el de la
memoria.

La memoria como verbo, no sólo como el
simple recuerdo de una terrible época pasada sino
entender que hacer memoria es estar activos,
es saber que formamos parte y eso también es
una responsabilidad. No somos ciudadanos democráticos
sólo poniendo un voto en una urna,
debemos participar, formar parte para que nunca
más un gobierno que suprima los derechos y
garantías de las personas dirija nuestro país.

Para que nunca más desaparezcan personas
por pensar distinto, para que podamos estar orgullosos
de que construimos un país con el sudor
de todos y no con su sangre…

Hoy por hoy sabemos que si bien hay muchísimas
cosas que cambiar, es desde la democracia
y el respeto mutuo desde donde podemos
cambiarlas, sabemos que nunca será desde una
dictadura.

Memoria es pelear por los derechos que hoy
gozamos y por todos los que aún no nos han sido
reconocidos, pelear por la DEMOCRACIA!
Joaquín Túñez.

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31 años de lucha incansable, 31 años pidiendo
justicia por los que ya no están, los que no aparecen
y los niños que les quitaron. Son las abuelas,
son las madres, son todos aquellos que en 31
años nunca dejaron de luchar. En la dictadura,
en la democracia con la marcha o con el pensamiento.

Están los que los apoyaron y los que no
pero no dejaron de reclamar memoria, verdad y
justicia.

Tomemos esto último, necesitamos de la
memoria para que no quede en el olvido, para
que nunca más se permita esto, verdad para esclarecer
todas aquellas cosas que aún no sabremos
y justicia para los que no están, para sus familias,
para sus amigos, justicia para el pueblo.

Nos quitaron a la juventud, nos quitaron a
nuestros pensadores, callaron sus palabras, sus
pensamientos creyendo que con eso bastaría,
pero no se dieron cuenta que no era suficiente
que la memoria de los que seguían luchando
no era fácil de callar y el dolor de la pérdida lo
hacía aún más fuerte.

El tiempo les demostró que el pueblo no
perdona, que la memoria es aún más fuerte, la
lucha aún continúa y no parará hasta que todas
estas almas descansen en paz.

31 años y no se olvida, 31 años y no se perdona.
31 años y se sigue luchando.
Micaela Del Gaudio.

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¿Cuántas palabras son necesarias para explicar
la impotencia que uno siente al saber que la tortura
ha sido el instrumento de investigación y
castigo de aquellos que la emplearon en el procedimiento
clave de desapariciones? ¿Cómo aceptar
el doloroso secuestro de cierta parte de la
sociedad que lo podría haber cambiado todo?
Estas preguntas se vinculan con las acciones
del día a día, las que son impulsadas por las razones
que nos hacen ver lo mucho que vale alzar
la voz por aquellos que fueron víctimas de la
censura. Así como ellos lucharon por sus derechos,
debemos valorar los nuestros y hacer algo
a partir de esto ya que estos tiempos nos permiten
lograr lo que ellos alguna vez han querido.

Hay que tomar las riendas de los intelectuales
para construir el futuro que ellos añoraban.
Las Madres, las Abuelas y los Hijos se han ganado
los apellidos Memoria, Lucha y Justicia
respectivamente, al hacerle notar al terrorismo
de Estado que se ha equivocado al creer que el
holocausto de todos los desaparecidos quedaría
en el olvido. La sociedad no ha permitido que
eso suceda, y no tolerará una nueva dictadura.
Mariana Leibinstein.

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Recordar, hacer memoria, tener a mano el pasado
para analizarlo detenidamente. Pero, ¿cómo
recordar algo que no vivimos? Mi generación
no tiene "recuerdos vivos" sobre esa
nefasta época, no vivimos la aniquilación de
una generación casi completa.
Entonces, nos queda escuchar a los que sí vivieron
esos años, informarnos, sentir cada pequeña
marca con la que nos encontramos. Es
nuestra responsabilidad apropiarnos de ese pasado
y mantenerlo cerca nuestro en todo momento.

No dejarlo morir en el olvido, sin importar
la cantidad de aniversarios que se cumplan.
Algún día llegará el momento en que debamos
transmitir esta historia. Y espero que
cuando nazcan nuestros hijos, la justicia sea la
que predomine ante todo. Aprovechemos nuestra
democracia, con sus virtudes y sus defectos.

Alcemos nuestras voces, opinemos, hagámonos
escuchar.

Si alguien actuaba con violencia debía ser
juzgado democráticamente. No hay justificación
alguna para perdonar lo que hicieron.

Pensar distinto, "ser peligroso para la sociedad",
no es excusa. Peligrosos son ellos.

Contagiemos el deber de que no vuelvan
nunca más. Ni olvido ni perdón.
Daniela Rubaldo Tarrab.

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Hoy las Abuelas están de fiesta, recuperaron a
su nieta número 82. Otro gran triunfo en estos
treinta años que van desde el comienzo de la
etapa más oscura en la historia de nuestro país.

Estamos mejor, sí, muchísimo mejor. Pero,
falta mucho más. Todavía hoy siguen vigente leyes
de esa época y todavía existen personas capaces
de decir que los desaparecidos "están en
España", capaces de reivindicar ese período infame,
o de llamarlo "guerra" cuando fue un genocidio,
una verdadera cacería humana.

Entonces, falta porque por más que me digan
que esto es una democracia y como tal hay
diferencias de opiniones, éste es un tema que
no admite –en forma coherente– una variedad
de posturas. Esto pasó, nos pasó. Sucedió, punto.

Siendo objetivos no se admite otra opinión
porque al limitarse al hecho de contar las cosas
tal y como fueron, se toma una postura obvia.
Catalina Antognini.

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El 24 de marzo es una fecha que nos traslada al
año 1976, cuando tuvo lugar el último golpe de
Estado y comenzó la dictadura militar. Terrible
dictadura que se caracterizó por realizar secuestros,
torturas, asesinatos y apropiación ilegítima
de bebés, hechos que obviamente violaron
los derechos humanos. Esta planificación
desde el poder, define que fue un terrorismo de
Estado.

La dictadura dejó un saldo muy negativo:
30.000 desaparecidos; una situación económica
peor que la de los años anteriores al golpe, y
una sociedad atrasada, destruida y dividida, ya
que se infundió el terror, al tiempo que se convirtió
en costumbre vivir con miedo.

Recordar lo que sucedió en la dictadura, y lo
que la generó, es muy importante para afrontar
la verdad. La memoria juega un gran papel ya
que si queremos comprender nuestro presente
o saber qué es lo que queremos, y qué no para
nuestro futuro. Es necesario tener en cuenta lo
que fue pasando a lo largo de los años. Y así poder
reconocer los errores y aprender de ellos para
construir un futuro mejor basado en la igualdad,
la no violencia y la justicia.
El olvido de lo que ocurrió en este período
sería hacer de cuenta que no pasó nada, cosa
que nos llevaría a la impunidad, y ello sería una
tremenda injusticia porque conocemos bien los
hechos acontecidos. El recuerdo de lo sucedido
es una forma de mirar el presente, y así poder
apreciar y sentirnos verdaderamente orgullosos
de lo que significa vivir en democracia.

Hay que tener bien en claro que el pasado es
la base del presente que nos llevará al futuro. Es
esencial saber la historia de nuestro país, ya que
de esa manera, podremos entender el cómo y el
por qué. Formamos parte de una misma sociedad,
y por más que los hechos –dolorosos o no–
pasaron tiempo atrás, no tenemos que ignorar
o dejar de lado lo que es la historia común a todos
nosotros.
Lucía Singh.

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31 años, ¿31 años ya pasaron desde el comienzo
de uno de los hechos que iban, no sólo a invadir
de terror la vida de tantos ciudadanos, sino
a cambiar totalmente su mentalidad sobre las
mismas? Y sí, el tiempo se pasa rápido al igual
que las miradas que damos sobre nuestros derechos.
¿Por qué les damos tan poco valor? ¿No
nos damos cuenta que ellos son los que nos permiten
vivir el día a día dignamente y nos defienden
de los demás?

Cada vez que me pongo a reflexionar sobre
lo que pasó ese 24 de marzo de hace tres décadas
atrás, algunas dudas típicas se me vienen a
la mente como si fue sólo culpa de quienes se
impusieron al gobierno, o que también gracias
a parte del mismo pueblo. Y si también ese pueblo
pensó en algún momento que ese gobierno
de facto no iba ser para nada democrático, y
que ni tenía siquiera como objetivo cambiar las
ideas de la población con palabras.

La verdad es que no puedo asegurar nada, lo
único que puedo decir es que sucedió y que mucha
gente nunca va a volver a ser la misma, ya sea
por el miedo que quedó en la mayoría o porque
nuestras edades como ciudadanos cambiaron.

Lo único que anhelo es que después de tantos
años de lucha por justicia, formemos un país
mejor. Y como estudiante, espero que este nuevo
período no sea un día en el que no vamos a clases
y podemos dormir un ratito más, sino un día
en el que medimos sobre lo que pasó y que queremos
que no vuelva a suceder. ¡Nunca más!.
Priscilla Dionisi.

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31 años ya, parece tanto tiempo. 31 años del comunicado
número 1, de ese momento nefasto
para la historia de este país. Se venía palpitando
a partir de la muerte de Perón y la asunción de
Isabel Martínez el país ya no fue el mismo, y el 24
de marzo de 1976 terminó de estallar esa bomba.
Con la asunción de la Junta encabezada por
Videla, Massera y Agosti, comenzó lo que fueron
hasta 1983, años en que la música, el arte, el cine,
el teatro, el deporte, la ciencia y todo aquello que
no era "bueno" para que la sociedad pensara,
progresara o simplemente todo lo que no le gustaba
al gobierno sufrió su mayor censura.

Misteriosamente, la gente empezó a desaparecer,
apareciendo muertos algunos o simplemente
quedando desaparecidos hasta nuestros
días. Estudiantes que iban a villas a enseñar a
los más necesitados, participantes de centros
de estudiantes o partidos políticos, escritores,
madres, padres, hijos, futuras madres –éstas últimas
dando a luz a hijos que nunca verían, que
serían entregados a familias postizas–.

Lentamente, en Buenos Aires empezaron a
aparecer señoras, se decían madres de los desaparecidos,
abuelas de esos nietos. Ellas encabezaron
una lucha que sigue hasta nuestros días
buscando a sus hijos, a sus nietos.

Pasaron los años, cada vez más crecían los
desaparecidos, los problemas económicos, y
también, el malestar social. Un general borracho
inventó una guerra para intentar salvar el
gobierno. El fracaso fue enorme, jóvenes muertos
de frío y hambre, dieron la vida por una
causa que desde su inicio era inútil.

Fue el último intento por seguir con el gobierno
militar. Las elecciones de 1983 devolvieron
la tan necesitada democracia. Era el fin de la
dictadura más sangrienta de Sudamérica, dejando
más de 30.000 desaparecidos. En los últimos
años, lamentablemente pareciera que la memoria
se le fue borrando a este pueblo, nuestro pueblo.

Pero, nosotros la juventud, necesitamos seguir
recordando para que nunca más nadie
quiera volver al poder de esa manera y seguir
siendo libres de, por ejemplo, leer este discurso.
Pablo Lavandeira.

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El 24 de marzo de este año se cumplen 31 años del
golpe militar que, como ya saben, fue el más
cruel de la historia argentina. Podría empezar a
construir una pequeña crónica acerca de lo que
pasó durante ese proceso. De las desapariciones,
de la represión, etc. Bueno, no voy a escribir sobre
eso, porque la mayoría de nosotros por suerte
–algunos desde otro lamentable punto de vista–
ya lo sabemos de memoria, sino que voy a escribir
sobre la actualidad, sobre cómo nos afecta
para bien o para mal, lo que pasó hace treinta
años. Y, también, a sacar algunas conclusiones.

Lo que nos dejó para mal el golpe militar ya,
más o menos, lo sabemos todos. Los desaparecidos.

Madres y Abuelas que aún hoy buscan
desesperadas a sus hijos y nietos, o mejor dicho,
a los cadáveres de sus hijos y a sus nietos que están
pero que no lo saben. Nietos que ahora son
los nietos de madres de militares represores
que los tomaron como botín de la masacre. Obviamente,
también el comienzo de un sistema
económico que empezaron los militares y siguieron
Alfonsín, Menem y De La Rúa, no hizo
más que acabar con todo el proceso de igualdad
social y económica que se había logrado
entre ricos y pobres, y todo un proceso de modernización
del aparato industrial.

Es decir, el comienzo del cambio del modelo
económico agroexportador por el modelo industrializado
impulsado por el peronismo y algunos
radicales convertidos. El tremendo endeudamiento
del país a través del pedido de préstamos
–fundamentalmente al FMI–, que obviamente
no se utilizaron para mejorar el país sino que para
mejorar las casas de los gobernantes.

Yo, personalmente, creo que hasta el sábado
24 pasado que toda esa masacre homogeneizó a
la población porque para mí los enemigos comunes
de un país unen a ese país. También, algo
positivo que dejó el golpe sería que a partir
de ese momento –para mí– vivimos en uno de
los países más libres del mundo, donde uno puede
decir lo que quiere casi sin restricciones.

También, por ejemplo, me parece que algo bueno
que dejó el golpe es que es muy poco probable
que en este país haya otro golpe ya que la
gente está realmente muy concientizada –no sé
si informada pero sí muy concientizada– acerca
de la importancia de la democracia. Y se tiene
mucha memoria de los horrores del golpe aún
sin haber estado allí.

Hasta allí las cosas buenas, que no son muchas,
pero que también está bueno recordarlas.
Maximiliano Vadell Cosin.

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Voy a hacer un análisis corto y conciso, no voy a
ponerme a recordar todo lo que pasó en el
"Proceso" y lo que hicieron los militares; es muy
importante hacerlo pero no es mi objetivo. Deben
haber escuchado muchas veces que no se
puede dar un golpe si el pueblo no lo apoya.
En nuestro país fue de esta manera, si bien
muchos de nosotros fuimos víctimas de este
desastre, fuimos culpables en un principio al
permitirlo, al salir a aplaudirlo a la calle.

En esa época, Jorge Luis Borges elogiaba a Pinochet,
cenaba con Videla y decía que la democracia
era como la peste bubónica. Es sorprendente
de quien proviene el pensamiento, pero
lo más sorprendente es que todavía siga vigente.

Hay que eliminarlos para la posteridad, defendamos
nuestra democracia. Defendamos
nuestros derechos. Defendamos nuestra libertad.
Aprendamos de nuestros errores y no nos
tropecemos dos veces con la misma piedra, para
eso sirve la "memoria". Para eso sirve este día.
Julián Osías Jamardo.

Investigación y Producción Periodística: Taller de Periodismo del Colegio Nº19.

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