Madres de la Plaza, a 30 años

Madres

Las locas. Las Madres de Plaza de Mayo. Son los nombres con los que comúnmente las conocemos, pero, ¿quiénes son estas mujeres que sin importar el peligro que representara para su propia vida salieron a gritar contra la desaparición de sus hijos en plena dictadura militar? Son las mismas que inculcaron la lucha a todo un pueblo demostrando tenacidad y coherencia en los 30 años de demanda de juicio y castigo a los culpables.

Ya se había cumplido un año desde la usurpación del poder por parte de los militares a manos del general Videla, cuando ellas debían soportar jornadas interminables en el Ministerio del Interior, en cuarteles, en iglesias y en despachos de jueces donde siempre obtenían las mismas respuestas absurdas ante la desaparición de sus hijos. Una madre, la líder de aquel movimiento que comenzaba a gestarse, Azucena Villaflor De Vicente, dijo: "todas por todos", y así a partir del 30 de abril de 1977 comenzaron a reunirse en la Plaza de Mayo.

La primera vez fue un sábado -luego decidirían cambiarlo a un viernes y finalmente quedaría instaurado el día jueves para la ronda a la plaza por ser un día con mucho movimiento y el objetivo era ser vistas-. Sólo fueron alrededor de 14 madres a la plaza, según los testimonios de Hebe de Bonafini y Nora de Cortiñas, pero con tantos desaparecidos cada madre se propuso traer a otra madre.

Así, el movimiento comenzó a crecer, uno de sus primeros objetivos fue entregar una carta a Videla, a quien todavía llamaban presidente, firmada por todas las madres para que diera a conocer donde se encontraban sus hijos. Al tiempo de entregar la carta -de la cual nunca tuvieron respuesta- se infiltró en el grupo el capitán de la marina Alfredo Astiz, quien intentaba enhebrar una relación entre las madres y la agrupación Montoneros, cosa que no pudo comprobar.

En diciembre del 77, entre los días 8 y 10, secuestraron a 3 de las integrantes más significativas del movimiento, Azucena Villaflor De Vicenti, la fundadora del grupo; Ester de Cariaga, quien venía huyendo de la dictadura paraguaya y a quien le secuestraron a su hija en nuestro pais; a Mary Ponce, que trabajaba en la base de la iglesia dando un gran golpe al movimiento y provocando que algunas madres no quisieran volver a la Plaza. Un pequeño grupo convenció a las demás de que debían seguir con más razón por sus compañeras, de esa manera las Madres volvieron a la Plaza donde se ganaron el apodo de "locas" pues todos los jueves eran arrestadas y, sin embargo, al siguiente volvían.

Poco a poco, de esta manera, fueron haciéndose ver no sólo en el ámbito local sino en el internacional. El Mundial del año 78 fue un momento clave para que el mundo las conociera. Fue la cadena holandesa que, en vez de trasmitir el comienzo del Mundial, transmitió a las Madres caminando alrededor de la Pirámide de Mayo. Un grupo de mujeres de este país las comenzó a apoyar financieramente, permitiéndoles denunciar en el exterior las violaciones a los derechos humanos. De esta manera, las Madres cobraron un reconocimiento que las protegió, las seguían llevando presas pero el mundo ya reclamaba por ellas y defendía su lucha.

Dejando a un lado la revisión histórica del movimiento, cabe destacar cómo fueron subestimadas por los militares de turno y por las mismas fuerzas opositoras al golpe debido a su rol de madre-ama de casa, esposa, quien lleva en su vientre al niño y quien lo formaba ética y moralmente -más allá de su función dentro de la casa se las consideraba inútiles fuera del hogar-. Esas madres amas de casa, ante la falta de respuesta salieron de sus hogares y hoy llevan 30 años luchando por la aparición de ya no sólo sus hijos particularmente, sino de la aparición de todos los hijos. Julio Cortazar, ya exiliado en Francia, dijo: "Lo irracional, lo inesperado, la banda de palomas, las Madres de Plaza de Mayo irrumpen en cualquier momento para desbaratar y trastocar los cálculos más científicos de nuestras escuelas de guerra y de seguridad nacional".

El rol de estas mujeres se ha ido expandiendo en los 30 años de lucha, 30 años de pedir justicia, 30 años de memoria y dolor por sus hijos, por los hijos de todo un pueblo, por un pasado que nos duele y que no debemos olvidar, por un presente con conciencia de que no debe volver a pasar.
Micaela Del Gaudio.

No hay comentarios.: