Malvinas, 25 años. Una reflexión de Joaquín Túñez.

A 25 años de una de las efemérides más tenebrosas de nuestro pasado reciente, existen muchos elementos a analizar a fondo. Una guerra que comienza el 19 de Marzo en Puerto Leith, Islas Georgias de Sur, con lo que para muchos fue un operativo de inteligencia encubierto, a través del envío de trabajadores argentinos a la dicha isla a desmantelar una factoría, trabajadores que, de forma poco conveniente, izaron el pabellón argentino.

Tan sólo 11 días más tarde, el 30 de marzo del 82` la CGT convoca una marcha multitudinaria, a Plaza de Mayo tras la nómina de “Paz, Pan y Trabajo”, con la adhesión de la multipartidaria y distintas agrupaciones sociales. Tras una marcha producida a lo largo y lo ancho de nuestro país, que dejó un saldo de un muerto en Mendoza y alrededor de 2.000 detenidos, se dejaría a la vista la ignorancia de un pueblo sin memoria. En una marcha que conjugó la ira de la gente hacia un golpe ya a todas voces asesino, fascista y genocida; que unió a militantes de ramas completamente diferentes tras una misma consigna, una marcha que buscaba demostrar que no iban a lograr acallar la voz de todo un pueblo con el miedo, la consigna: ¡Exigir la defensa de la democracia!

En vistas de esto, el por entonces gobierno de facto en plena etapa de derrumbamiento en picada, decide realizar el desembarco en las Islas, iniciando así un capítulo más de derramamiento de sangre en nuestra castigada historia.

Tras el anuncio de dicho “logro” el pueblo argentino acudió a la Plaza de Mayo, aquella misma plaza en la que hacia tan sólo 3 días atrás reprimían y llevaban detenidos a otra gran parte del pueblo argentino con la única diferencia que estos últimos poseían una conciencia, que más tarde la historia les iba a recordar. El 2 de abril de 1982, se produjo un quiebre, la Junta Militar en plena decadencia logró ser vitoreada ante un número 3 o 4 veces mayor de personas que las concurrentes tres días atrás, en lo que sería tan sólo una inyección de patriotismo en las venas de un pueblo sin conciencia.

Embebida en un mar de confusión, patriotismo, inconciencia y miedo, la Argentina se embarcó en una guerra de la que más de 1.000 hermanos regresaron heridos y 650 jamás volvieron a pisar sus hogares. Tras 74 días en los que ingenuo e incomunicado con el exterior, el pueblo argentino creyó posible la victoria de una guerra perdida desde el momento de su concepción; se hizo inexorable el fin de la misma.

El 14 de junio, día en que se dio fin a la masacre, se sentenció también el fin del último gobierno de facto que hubiera de pisar suelo argentino.

Joaquín Túñez.

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